viernes, 17 de septiembre de 2010
Comunicación y Liderazgo
Por Patricio Js. León Cruz.
Tradicionalmente, se conoce como líder a la persona a la que un grupo sigue, considerándola como jefe.
Estos son los llamados líderes representativos o carismáticos, que son aquellos en los cuales la población deposita una confianza absoluta, no se les cuestiona, sólo ellos participan en la toma de decisiones, por lo tanto no se generan cambios y predomina la exclusión.
Un ejemplo de este tipo de liderazgo es la Democracia representativa, donde el pueblo sólo puede elegir, no pueden decidir, lo representan y en escazas ocasiones los ciudadanos y ciudadanas sólo sirven de público para llenar un salón e informarle algunas de las decisiones que han tomado por ellos. En este tipo de liderazgo no cabe la comunicación efectiva.
Sin embargo, organismos internacionales, dentro de estos, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, han propuesto un cambio radical, un nuevo liderazgo, basado en los cambios, el desarrollo y la creación de una cultura de comunicación.
La Comunicación juega un papel estelar en la construcción de una sociedad que contribuya a la creación de una cultura que transforme al ser humano.
Este nuevo liderazgo procura, por un lado, disipar la incertidumbre, aumentar la confianza de la gente, incrementar el flujo de comunicación, y por otro, promover la democratización de la sociedad sobre la base de la participación de la población en las tomas de decisiones .
Se plantean dos grandes soluciones ante la premisa anterior: incrementar la comunicación y elevar los flujos de información.
Lo ideal sería que los líderes posibiliten la construcción de una cultura de la Información y la comunicación, para generar procesos y respuestas distintas.
El mayor desafío que tienen los líderes, es el de producir cambios y esos cambios sólo se logran con comunicación. Obviamente donde la población participe y tome decisiones sobre el desarrollo de su nación.
En esta nueva visión, el líder no se ve como una representación, sino más bien como un coordinador que motiva a la participación y la integración social, que se traduce en desarrollo sostenible; es un agente de cambio que facilita la solución de conflictos. Una de las grandes ventajas de este liderazgo, donde la comunicación es la columna vertebral en las tomas de decisiones, es que no genera corrupción y promueve la igualdad y la equidad, pues ya no hay jefes, ni patrones. La participación de la población no se da por un simple casualidad esporádica, sino que se planifica, y se prevé que sea de esa manera, pues no se concibe de otra.
Dicho liderazgo, cimentado en la comunicación, fomenta la identificación de problemas de interés común y la construcción colectiva de soluciones.
En el marco de este tipo de liderazgo, la toma de decisiones se realizan mediante redes de trabajo, donde se crean contactos permanentes para compartir informaciones, mesas consultivas, en las cuales se socializan las ideas, mesas de trabajo, se realizan debates, hacen uso de los medios de comunicación y la tecnología, todas estas acciones para responden a los problemas de la nación. Asimismo se fomenta el desarrollo local, mediante la descentralización.
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